Poema
Porque la contemplación no es un prado lleno de flores y sonidos del roce de los seres diminutos que lo pueblan de día, de noche, por el aire, por el agua, y viven en la perfección; es una extensa llanura sobrepuesta a los paisajes donde el tiempo camina con los pies del pensamiento. Bellezas insoportables amenazan la cordura, rompen el hilo que une los sistemas de asimilación de la noche, y tiemblan los ojos azotados por tantos universos; calla el hombre, olvida la certeza o su ausencia, y desaparece.
Por Carolina Olguín
(Monterrey, México)